De color blanco y la crin negra. Antecedía a las tormentas. Se le veía dando vueltas por el cielo, los rayos eran sus relinchos y las nubes más negras brotaban de su cola y la crin. Era más frecuente su aparición cuando la tormenta venía del N.O.
Inolvidable, el 26 de octubre de 1837. Desde la noche del 25 se escuchó el galopar del caballo rondando la villa. El viento fuerte y las gentes se ocultaron temprano. En la mañana el viento soplaba de oeste y en el cielo el caballo luchaba contra las ráfagas, giraba, se encabritaba. A las doce el viento viró del norte y se escuchaba el crujir de los árboles al caer, se veían los techos volar…alrededor de las 8 de la noche el viento amainó y del caballo solo quedaba el eco lejano de los cascos contra el cielo.
En abril de 1867 después de dos días de mucho calor se sucedieron tres de intenso frío. Entre las 2 y las 3 de la tarde se comenzó a escuchar el galopar de muchos caballos… un ruido ensordecedor. El caballo corría espantado por el cielo abriendo las nubes como con un cuchillo. Ese día cayeron granizos del tamaño de limones, destruyendo los platanales, desbaratando los techos de tejas y matando a las aves de corral y a cuanto pájaro encontró a su paso.
En 1936, una tormenta parecida a la anterior, el caballo giraba en el cielo como si hubiera caído en un remolino, se escuchó un estruendo de piedras cayendo y comenzó a caer el granizo; la tormenta entró entre los caminos a Carolina y Baracoa, arrasó con el pueblo y salió por el camino a Rojas (antiguo camino a Puerto Príncipe) dicen que abarcó el área comprendida entre el río Camaco y el central Reforma. Se sintió en Yaguajay y Mayajigua.
En 1993, el 12 de marzo se escuchó durante la noche y al día siguiente fue la catalogada como Tormenta del Siglo.